Antes de nacer, yo ya lo sabía todo (y tú también)

Antes de que alguien me diera un nombre.

Antes de que un cuerpo me encerrara.

Antes de que el dolor me enseñara a protegerme.

Yo ya lo sabía todo.


Y tú también.


Pero no te lo dijeron.

No te lo contaron.

Te pusieron una manta de olvido en la cara y te hicieron creer que empezabas en ese parto, en ese llanto, en ese hospital.

Mentira.


Tú vienes de mucho antes.

Vienes de una inmensidad que no se puede explicar con palabras de este mundo.

Vienes de la luz, pero no de esa luz superficial que usan para vender espiritualidad decorativa.

Vienes de la luz que ha conocido la oscuridad y ha decidido seguir brillando.


Antes de encarnar, tú sabías todo.

Sabías a quién ibas a amar, y a quién ibas a perder.

Sabías las heridas que te iban a marcar.

Sabías los silencios que te ibas a tragar.

Sabías los gritos que no ibas a poder evitar.

Sabías qué ibas a romper, qué ibas a reconstruir y en qué momentos de esta vida te ibas a querer morir.


Y aún así… dijiste sí.

Porque las almas grandes no le temen al dolor.

Le temen al estancamiento.

A la repetición.

A la mentira.


Así que aceptaste.


Aceptaste encarnar, sabiendo que ibas a olvidar lo que eras,

aceptaste sabiendo que ibas a nacer vulnerable, frágil, confundida…

y aún así sabías que ibas a encontrar las pistas que dejaste escondidas.


Sí. Tú misma las dejaste.

En canciones, en olores, en números, en personas que te miran como si te conocieran desde antes de la vida.


Antes de nacer, estuviste en un lugar que no se puede describir.

No es cielo, ni dimensión, ni estrella.

Es un estado de conciencia pura, donde todo se entiende, todo se ve, y nada duele.


Allí te sentaste con tu Consejo.

No un consejo de hombres con túnicas, no.

Un consejo interno.

Tú contigo misma en tu forma más alta.


Y lo hablaste todo.

Lo decidiste todo.

No como castigo, sino como diseño.


Elegiste esa madre ausente, ese padre quebrado, ese país difícil.

Elegiste nacer donde sabías que ibas a tener que luchar por recordar quién eras.

Porque el alma no busca comodidad.

El alma busca maestría.


Elegiste a quienes te iban a traicionar, a quienes te iban a romper, a quienes te iban a despertar.

Firmaste contratos con esas almas, y lo hiciste con amor.


Sí, aunque hoy te duela.

Aunque te sangren los ojos al leer esto.

Lo pactaste. Y lo pactaste con conciencia.


Pero cuando llegaste… todo se apagó.


Tu alma descendió capa por capa.

Desde lo sutil hasta lo denso.

Desde la expansión hasta el cuerpo.

Y cada capa fue cerrando tus ojos internos, hasta que el primer llanto salió de tu boca.


Y ahí comenzó el olvido.


Pero el alma deja migas.

Como en los cuentos.

Y tú, en el fondo, siempre lo supiste.

Porque tu alma te ha hablado en sueños, en sincronicidades, en enfermedades, en esas sensaciones que no se explican pero te paralizan o te incendian por dentro.


Y te ha empujado a buscar.

A leer. A sentir. A romperte.

Porque solo los que se rompen de verdad pueden reconstruirse sin máscaras.


No viniste a este mundo para encajar.

Viniste a recordar.

Viniste a activar memorias.

Viniste a sanar linajes.

Viniste a hacer lo que nadie más se atrevía a hacer en tu árbol.


Y sí, duele.

Porque recordar duele.

Porque volver a tu origen cuando todo te grita lo contrario, es como nadar contra la corriente con los pulmones llenos de fuego.


Pero no estás sola.

Nunca lo estuviste.


Están contigo todos los fragmentos de ti que dejaste atrás.

Están contigo tus otras vidas, tus otros yo, tus otras almas pactadas.

Están contigo los que aún no ves, pero te empujan desde el otro plano.

Estás contigo tú, la que aún no se ha revelado por completo.


Y todo, absolutamente todo lo que has vivido,

es parte de ese mapa sagrado que tú misma dibujaste cuando aún eras luz pura.

Para llegar a un solo punto:

volver a ti.


Porque recordar no es mirar hacia atrás.

Recordar es encender el presente con la fuerza de lo que eres.

Es dejar de vivir con miedo.

Es dejar de mendigar amor.

Es dejar de pedir permiso para brillar.


Es ponerte en pie, aunque tiemble el suelo.

Es decir “ya me acuerdo” sin que nadie lo entienda.

Es sonreír aunque duela.

Es hacer magia con tu vida aunque el mundo te llame loca.


Porque viniste a eso.

A ser tú.

Sin disfraces. Sin disculpas. Sin filtros.


Así que ahora que lo sabes…

¿vas a seguir viviendo como si no te hubieras elegido tú misma?


¿Vas a seguir creyendo que eres víctima de la vida,

cuando tú misma bajaste con el contrato en la mano y la mirada ardiendo?


No.


Ahora es el momento.

Ahora es cuando el alma despierta y no se vuelve a dormir.

Ahora es cuando lo sabes.

Y saberlo lo cambia todo.


Bienvenida a tu origen.

Bienvenida a ti.


Pilar

Mariposa Azul Esotérico 🦋

La que no olvidó del todo. La que vino a recordártelo a ti.

Por GUILLERMO CHINCHILLA 27 de abril de 2025
LA SONRISA ES EL GRITO DE GUERRA CONTRA EL MIEDO
Por PILAR JIMÉNEZ ( MARIPOSA AZUL ) 11 de abril de 2025
Almas Encarnadas: El Viaje Secreto Que Pactamos Antes de Nacer
Por PILAR JIMÉNEZ ( MARIPOSA AZUL ) 11 de abril de 2025
Por qué doy formaciones gratuitas
Por PILAR JIMENEZ ( MARIPOSA AZUL 8 de abril de 2025
El Código Vivo que despierta tu Alma
Por PILAR JIMÉNEZ / MARIPOSA AZUL 2 de abril de 2025
la Matriz del Destino
Un lápiz está sobre una carta del zodíaco al lado de flores moradas.
27 de marzo de 2025
Los Arcanos Mayores: El lenguaje oculto del alma
Una silueta de una persona caminando por un túnel de luces.
27 de marzo de 2025
👁️‍🗨️ Investigaciones Paranormales Reales: Lo que el alma calla, nosotros lo escuchamos
Una doble exposición de un hombre y una mujer besándose con árboles al fondo.
27 de marzo de 2025
Reconocidos como el Número 1 en Amarres de Amor